Por José Cab, CEO de Segmentos Research
Tulum vive un momento clave. Lo que hoy se percibe como una crisis no es solo turística: también es una cuestión de marketing, gobernanza, política, comunicación y medio ambiente.
Durante los últimos tres meses, la economía local ha sufrido una caída del 30% en su actividad turística, reduciendo la ocupación hotelera al 50%.
En medio del debate, muchos culpan al sector empresarial por sus precios altos o mal servicio. Otros señalan a los gobiernos por su falta de respuesta efectiva. Pero la realidad va más allá: el verdadero detonante está en la decisión del turista de buscar destinos sustitutos por una sola razón: el sargazo.
Este fenómeno natural afecta playas en todo el Caribe y genera malos olores, menor atractivo visual y una experiencia menos placentera. Este factor ambiental pesa más que cualquier estrategia de precios o promoción.
El turista moderno es omnicanal, independiente e informado. Analiza reseñas, compara destinos y busca autenticidad. Estudios de Segmentos Research demuestran que la percepción hacia Tulum sigue siendo positiva. Los turistas no están abandonando el destino; solo se están desplazando temporalmente.
Las proyecciones indican que Tulum volverá pronto a su promedio histórico de 75% de ocupación hotelera y cerrará con cerca de un millón de visitantes anuales.
No son los precios. No es el servicio. No es el acceso a playas. Y tampoco es el “fracaso” del Tren Maya o del aeropuerto.
El 70% de los turistas es internacional.
El 80% visita la zona arqueológica de Tulum, la más importante de Quintana Roo.
El nuevo aeropuerto internacional ya aporta el 60% del flujo de visitantes.
El Tren Maya contribuye con otro 20%.
La nueva infraestructura sí está funcionando. El verdadero reto está en cómo el destino gestiona su narrativa y su percepción ante el visitante.
El marketing turístico se basa en necesidades y deseos. Y Tulum tiene una oferta única: desde el turismo de lujo hasta el viajero urbano que busca experiencias auténticas.
Eventos internacionales, festivales de música electrónica y más de 400 desarrollos inmobiliarios activos mantienen su dinamismo. Existe un gap entre precios y satisfacción, pero también un capital humano de alto nivel, comprometido con brindar experiencias excepcionales.
El sector hotelero no es improvisado. Ha invertido e innovado para fortalecer la competitividad turística de Quintana Roo. Ahora el reto es avanzar hacia una co-creación entre gobierno, iniciativa privada y sociedad civil.
Tulum necesita serenidad, tolerancia, inteligencia y solidaridad. No se trata de ocultar el problema del sargazo, sino de enfrentarlo con estrategia y visión.
Apostar por tecnología e innovación en limpieza de playas.
Implementar programas reactivos que mantengan la operación del sector.
Comunicar con transparencia y coherencia para recuperar la confianza del turista.
Tulum ha demostrado antes su capacidad de resiliencia. Con liderazgo, colaboración y marketing inteligente, volverá a ser sinónimo de éxito y no de un destino fallido.